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Los nobel toman la palabra en el banquete en su honor

El banquete en honor de los nuevos Premios Nobel dio este martes a los galardonados la oportunidad de recordar a la escritora Selma Lagerlöf, esperar que el mundo sea un lugar más sostenible, pero también desvelar detalles divertidos de su semana en Estocolmo.

Los nobel toman la palabra en el banquete en su honor

Durante la ceremonia de entrega de los premios los homenajeados deben limitarse a hacer una reverencia al rey, otra a los académicos y una tercera al público, pero al terminar el banquete, uno por categoría, toman brevemente la palabra.

Hoy hace 110 años Lagerlöf fue la primera mujer en ganar un Nobel de Literatura y fue recordada por la Nobel de Literatura 2018, Olga Tokarczuk, quien se refirió además a todas las demás creadoras que "con audacia superaron el papel limitador" que la sociedad les impuso. "Puedo sentirlos de pie detrás de mí", aseguró.

Lagelöf fue evocada además por el Nobel de Literatura 2019, Peter Handke, en un breve discurso plagado de aforismos en el que deseó que en el futuro, "más allá de Suecia, los gansos salvajes también sobrevuelen todos los paisajes (...) Selma Lagerlöf gansos salvajes para siempre. Strawberry Fields for ever. Fresas silvestres para siempre".

De medioambiente habló el Nobel de Química Stanley Whittingham, uno de los "padres" de las baterías de litio, invento que deseó que permita "crear un medioambiente más sano, hacer del planeta un lugar más sostenible y ayudar a mitigar el calentamiento global, dejando así un legado más limpio a nuestro hijos y nietos".

El nobel James Peebles, premiado en Física por sus estudios sobre la evolución del universo, aseguró que en nuestra galaxia hay un enorme número de planetas donde seguro de que "están pasando cosas maravillosa", aunque la raza humana nunca podrá observarlo.

Esther Duflo, la segunda mujer de la historia premiada con el Nobel de Economía por sus estudios sobre la pobreza, se mostró convencida de que la "guerra" contra esta no se ganara en una gran batalla única, sino con una serie de pequeños triunfos entre los que también habrá reveses.

El nobel de Medicina Peter Ratcliffe habló de las nuevas experiencias de la semana de los Premios Nobel y de la cantidad de entrevistas concedidas que le han permitido conocerse mejor al responder a preguntas como: cuál es su canción favorita de los Beatles, su hora del día preferida o lo que más le gusta comer.

El banquete había comenzado casi cuatro horas antes, con el descenso por la imponente escalera de piedra del Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo de los invitados de honor.

Al banquete asistieron los reyes Carlos Gustavo y Silvia; la princesa heredera, Victoria y su esposo, el príncipe Daniel, así como los príncipes Magdalena, Carlos Felipe y Sofía.

Para las celebraciones, la reina lució un vestido joya del diseñador Elie Saab, con cuerpo de transparencias y detalles en color champagne, que complementó con la tiara de Nueve Puntas.

La elección de la princesa heredera Victoria fue mas arriesgada. Un traje en negro y blanco con un complicado diseño de cortes asimétricos, mucho volumen y escote corazón, firmado por el sueco Selam Fessahaye, además de la tiara Fringe.

Magdalena, hija menor de los reyes, apostó por un vestido fucsia con escote palabra de honor, el mismo que eligió Sofía, esposa del príncipe Carlos Felipe, para un traje azul turquesa.

El inicio del banquete lo marcó el brindis que el rey hizo en honor de Alfred Nobel, científico, inventor y filántropo que destinó la mayor parte de su herencia a la creación de los premios.

El menú, a manos del chef sueco Sebastian Gibrand, apostó por los productos de temporada, donde el plato fuerte fue el pato relleno de trompetas de la muerte, precedido de un entrante de caviar de Kalix sobre lecho de pepino y para terminar una mousse de frambuesas y chocolate, obra del repostero Daniel Roos.

A lo largo del banquete, los invitados pudieron disfrutar de divertimentos, que tuvieron como hilo conductor la Tierra que heredamos, mientras que la relación entre humanos y naturaleza, así como el ciclo de estaciones inspiró las decoraciones florales.

Las flores usadas tanto del Salón Azul como en la Sala de Conciertos donde se entregan los galardones, son donadas cada año por la localidad italiana de Sanremo donde falleció Afred Nobel el diez de diciembre de 1896.

EFE / MV

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