Las tiendas de ropa de segunda mano o "ropa usada", como se conocen popularmente, se han convertido en aliadas de muchos hondureños con dificultades económicas para estrenar indumentaria en estas fiestas navideñas.
A días para la Navidad, Pedro Antonio Arias, un obrero jubilado de 59 años, busca cómo conseguir hacer que sus cuatro hijos puedan estar de estreno en las fiestas navideñas.
Arias gana solo poco más de 8 dólares al día por cargar sacos de vegetales en un mercado de Tegucigalpa, la capital hondureña, y su prioridad es la alimentación de su familia, pero quiere que sus hijos en esta Navidad
tengan ropa "diferente", aunque haya sido usada anteriormente.
"No puedo ir a una tienda (...) hay que buscar ropita" en los mercados de ropa de segunda mano, dijo a Efe Arias, mientras junto a sus cuatro hijos, de entre 10 y 17 años, y su esposa revuelve entre los montones de ropa usada.
La vida en Honduras "está difícil" por la falta de empleo, señaló Arias, quien indicó que espera gastar no más de 500 lempiras (20 dólares) en comprarle ropa a sus hijos y su esposa.
La crisis social y política que afecta a Honduras derivada del presunto fraude, que según la oposición, hubo en las elecciones generales del 26 de noviembre de 2017, cuando fue reelegido el actual presidente del país, Juan Orlando Hernández, así como la pobreza y el desempleo, han hecho proliferar las tiendas de "ropa usada".
La pobreza afecta a más del 60 % de los más de 9 millones de habitantes del país, donde la tasa de desempleo bajó de 6,7 % en 2018 a 5,7 % en 2019, es decir, que la población desocupada en el país este año es de 250.000 personas, según cifras oficiales.
En la primera avenida de Comayagüela, ciudad gemela de Tegucigalpa, más de una veintena de estos puestos son abarrotados por hombres y mujeres con pocos recursos que buscan atrapar los mejores vestidos y las camisas más bonitas a buen precio, así como calzado.
Una joven vendedora, Karen Guerra, cuenta que en los últimos meses han surgido varias tiendas de este tipo en la capital hondureña ante la gran demanda.
Guerra, de 23 años, dijo a Efe que algunas personas compran al por mayor para luego revender las prendas, que normalmente llegan desde Estados Unidos, en barrios y colonias de Tegucigalpa.
Las prendas oscilan entre los 5 lempiras (dos centavos de dólar) y los 200 lempiras (8 dólares).
Los vendedores de la "ropa usada" reciben cargamentos una vez por semana y luego la clasifican para definir su coste.
Después, cada viernes, vendedores como Jonathan Núñez exponen las prendas que ya han seleccionado y colgado para atraer la atención de clientes que acuden a diario a los mercados.
Las tiendas de ropa de segunda mano son concurridas todo el año, pero el mayor auge es en los meses de noviembre y diciembre.
"Ahorita en Navidad hay buena afluencia de clientes, vienen de todos lados, es época que se llena súper bastante, es una tienda bendecida", señaló a efe Núñez.
Los altos índices de pobreza y desempleo, son las principales causas que obligan a la gente a comprar ropa usada, aseguró Núñez, quien afirma que, por ejemplo, unas zapatillas deportivas que costarían en una tienda 1.400 lempiras (56 dólares) puede encontrarse por sólo 400 lempiras (unos 16 dólares).
La variedad en la oferta permite a los hondureños ir a la moda, señaló a Efe Carmen Salinas, una estudiante universitaria de 22 años que cada semana recorre las tiendas de ropa usada para buscar las mejores "ofertas".
Entre los más vendidos en esos mercados son pantalones vaqueros, camisas de algodón, vestidos y camisetas infantiles y juveniles. EFE
YS