Recientemente, la psicóloga Alicia Martos compartió un artículo en el blog del portal 20Minutos al respecto del lenguaje corporal y las expresiones de Vladimir Putin, presidente de Rusia.
AFP/Odd Andersen; Jim Watson
En la nota, detalló que, aunque el mandatario siempre se ha caracterizado por mantener un lenguaje «impasible» y, aparentemente, equilibrado, en las pocas demostraciones públicas de expresividad, se le ha visto sonreír y hacer otros amagos que asoman sentimientos de «asco, desprecio» e incluso ira.
La especialista en lenguaje no verbal advirtió que es muy propio de la cultura rusa que apenas asomen sus emociones: destacan «por su mueca impasible, por lo parco en gestos con manos y brazos, por ser tacaño en sonrisas y por su mirada firme y sostenida«.
En ese sentido, Martos no coincide con la difundida idea de que Putin carece de emociones, sino que está mediado por la biología humana y la cultura rusa: solo ríen cuando realmente están felices y casi nunca como signo de afabilidad, educación o aprobación.
«Para la cultura rusa, sonreír sin razón a extraños en público, a menudo se juzga como un signo de enfermedad mental o inteligencia inferior«, destacó la experta.
Además, señaló que, al evaluar y estudiar las microexpresiones de Putin, se encuentra toda suerte de emociones negativas e ínfulas de superioridad.
«(Tiene) decenas de microexpresiones de asco, desprecio e ira. Las emociones compatibles y esperadas al hablar de guerra, las sensaciones que mueve el odio, el rencor, el poder ambicioso», sentenció.
Así mismo, señaló que Putin es un «simio agresivo», haciendo alusión a que los seres humanos solo son simios que se culturizaron y desarrollaron un lenguaje.
«(El cuerpo de Putin) no hace más que mostrarse continuamente en disposición a la conducta de ataque de la forma más primitiva. Abre los brazos para ocupar más espacio, para parecer más grande, fuerte e imponente, baja la cabeza pero manteniendo la mirada directa, desafiante, abre sus fosas nasales, se inclina hacia adelante.», detalló.
Destacó, del mismo modo, que Putin hace otros gestos de carácter inquisitivo, al puntar directamente con el dedo y hacer largos silencios para destacar algún punto.